(Sobre textos de Camilo José Cela)
A la granada de Alcubierre
sin cuyo desatino
sería imposible esta memoria.
OFF.-(como una letanía)
Según el uso de Esterlina lo primero es crucificar al gato con clavos de hierro en un leño de olivo, entonces el endemoniado debe decir en voz alta y con los ojos bien abiertos, espíritu perverso, no nome de Xesucristo mándoche que te retires de min e non me atormentes mais, al poseso se le puede atizar con una vara en las piernas, mientras tanto la santa reza el credo y hace la señal de la cruz todas las veces que se precisen y va matando al gato con una aguja de hacer calceta, los pinchazos de la aguja de hacer calceta deben ser lentos para que se note más la muerte...en la olga Roibal se fue a pique el patache portugués Murtosa...El pesquero Gondiez I embarrancó en la torre de Hércules, tres muertos y cuatro desaparecidos...al Serpent lo hundió la galerna y murieron todos menos tres...por Cornualles, Bretaña y Galicia pasa un camino sembrado de cruces y de pepitas de oro que termina en el cielo de los marineros muertos en la mar...
ESCENA 0- PRESENTACION
El organizador de este acto me ha dicho que son ustedes personas doctas, cultas y educadas y que por favor modere mi lenguaje.
-!Coño- le he dicho - utilizaré el español más perfecto y espero que nadie se me moleste!.
De cualquier manera, si hubiera por aquí algún meapilas de esos que se la cogen con papel de fumar, he de advertirle que en algunas escenas de esta obra pasará momentos difíciles. Advertidos quedan. Las quejas después al maestro armero.
He sido invitado a hablar aquí sobre los recuerdos de "mi" guerra civil. Por establecer un orden lógico debo narrarles los hechos sucedidos años antes. Años en los que fui conociendo la existencia de múltiples españas, casi tantas como españoles y en los que se fue forjando la traca del treinta y seis.
ESCENA I.- DE LA INFANCIA DORADA Y LA SINIESTRA ADOLESCENCIA.
Cuando me desperté el tren rodaba ya por las parameras de Tierra de Campos, nadie me vio, pero ante aquel paisaje tan diferente del gallego se me saltaron las lágrimas.
En Galicia... en Iria, en Tuy, en Vigo, se cierran las puertas de mi dorada infancia y se abren las de mi siniestra adolescencia.
En fin... ¿a qué quejarse?. ¡Tampoco fue tan mala!
De mi adolescencia recuerdo a los Maristas intentando, tras Jesuitas y Escolapios, domarme, sin conseguirlo apenas... mientras que casi sí conseguían matarme de hambre.
En los maristas comíamos garbanzos casi todos los días. Garbanzos que botábamos sobre la mesa del comedor... y algunos llegaban hasta el techo. Las malas lenguas decían que no los cocían del todo, no fuera a ser que al final nos los termináramos comiendo.
Jesuitas, Escolapios y Maristas me expulsaron de sus colegios con notoria injusticia... Pero quizá el peor recuerdo lo guardo de los Escolapios, estos me expulsaron por "indócil". Me explicaré:
El Padre Cirilo, que además de Padre, debía ser algo maricón, porque se pasaba el día palpando a los niños gorditos, yo libraba porque era puro hueso, me preguntó que cual era el cuadrado de nueve. Yo, que no me había dado cuenta de que habíamos pasado de la Geografía a las Matemáticas, en vez de responder noventa y uno, respondí: "El rio Duero". Naturalmente no acerté.
El Padre Cirilo me tiró un libro y no me dio. Yo le tiré un compás y sí le di. Se bajó del estrado y me dio tal sarta de bofetadas que comencé a sangrar por la nariz.
No contento con este maravilloso método pedagógico, me llevó al despacho del Director, el cual, tras recitar aquello de ¡Qué fauna hirsuta, maleducada y ruin! y después de decirme no sé qué sobre unas manzanas podridas y otras sanas, me expulsó, como ya dije, por "indócil".
Recuerdo también especialmente a tres de mis criadas : Florinda, Dorinda y Petra. Las tres me daban aceitunas y patatas fritas y las tres me tocaban el pito... Se ahuecaban el escote para que yo mirara y metiera la mano... Florinda incluso se sacaba una, las dos nunca llegó a sacárselas.
A las tres guardo mucho respeto y estoy muy agradecido, es lo menos que puedo hacer porque la ingratitud es un feo vicio, casi tan feo como la envidia.
...Y Dª Julia... Dª Julia era la mamá de mi amigo Julito. Mandaba a mi amigo a hacer recados y a mi me metía con ella en la cama... la verdad es que lo pasábamos bastante bien; cuando después veía a Julito me remordía la conciencia, tampoco demasiado que nunca es bueno exagerar. Mis visitas a Dª Julia me tenían bastante delgadito y mi madre me decía: “No juegues tanto al fútbol, Camilo José”.
Como pueden ver yo tuve una iniciación sexual muy paulatina y cuerda...a mi siempre me han parecido unos gilipollas esos poetas líricos que arrastran toda la vida el trauma que les produjo el que una tía suya, siendo niños, les enseñara las tetas.
No sé si ya os lo he dicho, el caso es que mis padres, mis hermanos, yo y Juanita Oliveira, de edad y circunstancias civiles desconocidas, pero incorporada al inventario familiar, nos instalamos en la calle de Alcántara números 9 y 11.
Todos los hotelitos de la Calle de Alcántara eran casas de putas. Allí iban militares, abogados, ingenieros, curas vestidos de paisano...
Una tarde me armé de valor y...
-Buenas tardes, Dª Baldomera, ¿Cuánto cuesta joder media hora?
La tal Dª Baldomera me miró de arriba abajo, no me respondió y me dio con la puerta en las narices. No le gustó nada que confundiera su negocio con un puesto de alquiler de bicicletas del Retiro...Este de putas, supe andando el tiempo, es un oficio muy cauteloso y literario.
ESO...eso sucedió más tarde...
Yo me inicié en los arcanos del rijo con una esquinera de la calle del Desengaño, rubia teñida, mas bien metida en carnes y muy perfumada, que me chistó, me enseñó una teta y me catequizó sin el menor esfuerzo. Le llamaban Trini, pero yo le llamé en todo momento : Dª Trinidad.
Me cobró un duro, una peseta por la cama y otra más de propina.
Mientras yo hacía lo que podía, ella calcetaba una bufanda para un hijo suyo, que, según me dijo allí mismo, estudiaba en los salesianos. La lana me hacía cosquillas en la espalda y a punto estuve de estrenarme con un "gatillazo".
-¿Gozas nene?
-Si, si, señora.
-¿Gozas nene?
-Si...si, señora.
La verdad es que debería haber estado más locuaz y expresivo y decirle algo así como “ sí, señora, gozo mucho, yo no sabía que esto era tan bueno y le estoy a usted muy agradecido”, pero ahora ya es tarde para remordimientos y lamentaciones y sólo contesté, como ya he dicho: “sí, señora”.
-¿Gozas?
-Ay.....
-!Anda, ven que te lave con permanganato!.
Esto aconteció cuarenta y ocho horas antes de cumplir yo los catorce años, el día de S. Hermas.
Tras la experiencia con Dª Trinidad me di cuenta de que pasaba la última página de un capítulo de mi vida y que debía continuar bogando a solas en la nave de la historia. ¡joder, qué frase!
Quedaban irremediablemente atrás...
los cochecitos de la Plaza de Oriente...
los globeros, los barquilleros...
los molinillos de papel, los cristobitas,
las bicis del Retiro, el guá, el marro...
y los pantalones cortos...
... ... ...
A mi el 14 de abril, la proclamación de la República me pilló en la Academia Preparatoria de Aduanas que mi padre tenía en la calle Fernanflor 4. Si claro, se llamaba “Academia Cela” ¿Cómo quería usted que se llamara?. Como es natural se suspendieron las clases y nos fuimos hacia la Puerta del Sol.
Por la Calle de Alcalá llevaban a hombros a un cura republicano y en la calle de la Montera una puta enseñaba el coño y vitoreaba al amor libre, mientras una señora le recriminaba diciendo: ¡Por respeto al pueblo soberano, cúbrase usted las partes!.
Mientras todo esto sucedía a nuestro alrededor, mi padre me decía algo tan solemne como que la República no la trajeron los republicanos con su mérito, sino los monárquicos con su torpeza e inepcia.
De esos días hay dos fotografías que me impresionan más que cualquier otra: La de la Reina camino del destierro sentada en una piedra del camino de Galapagar y la del Conde de Romanones más solo que la una, tras despedir a la Reina destronada, sentado en un banco de hierro en la Estación del Escorial.
Tan sólo dos años más tarde la débil democracia republicana quedaría herida de ala y haciendo agua con la masacre de Casas Viejas...
En fin, no adelantemos acontecimientos, que todo debe tener su ritmo y su sensatez.
... ... ...
La verdad es que, dado el ambiente que se vivía en mi barrio, mi primera vocación fue la de chulear mujeres. No pude conseguirlo...al menos sí pude chulear a una cabra, la cabra Petronila, a la que me beneficié durante todo un verano... pero esa es otra historia que contaré otro día...
Sin tener en cuenta esta mi incipiente vocación mi padre quería, cosa bastante razonable, que yo estudiase algo que me permitiese amarrar un sueldo fijo con el que ganarme la vida...pero a mi sólo me gustaba escribir y leer versos...
-!Pero no ves insensato que si sigues por ese camino, terminarás criando caspa, heredando los trajes de los demás y dando sablazos de a peseta por los cafés...!
Ya era inevitable...Ortega, Baroja, Quevedo, Dovstoievsky, Valle Inclán... me habían inoculado su veneno...
Comencé a asistir como libre oyente a algunas clases en la Facultad de Letras...¿Cómo no recordar a mi amigo y profesor el poeta Pedro Salinas?...y empecé a frecuentar a los poetas de la época...Por aquel entonces Miguel Hernández y Maruja Mallo se metían mano en la Poveda, bajo el Puente del Henares,
mientras el resto de los poetas les breábamos con boñigas de vaca... y ellos se veían obligados a terminar de amarse en una dehesa que allí había, ya que, a lo que parece, los toros bravos eran más acogedores y menos agresivos que los poetas líricos.
Lorca estrena "Yerma"...
Los mineros de Asturias mueren frente a los guardias...
La gente se enamora con "El Relicario" de Raquel Meller...
Los republicanos convierten en ruinas la República...
Y el pais cae en el más absoluto de los duelos, cuando en Medellín muere Carlos Gardel...
TANGO
Sus ojos se cerraron
y el mundo sigue andando.
Su boca que era mía
ya no la beso más.
Se apagaron los ecos
de su reir sonoro
y es suyo este lamento
que me hace tanto mal
y no tengo el consuelo
de poder llorar.
ESCENA II.- MI “HEROICA” GUERRA CIVIL
Caballeros, ¡salud y buena suerte!
da sus últimas luces mi candil.
Ha colgado la mano de la muerte
papeles en mi torre de marfil.
Regalo al tabernero de la esquina
mi cetro y mi corona de laurel.
Las palmas al balcón de la vecina
y a una máscara loca el oropel
Arranca 1936 con la muerte de Valle Inclán, flor de caballeros galantes.
Aún puedo recordar su último y disparatado esperpento...con el crucifijo volando por los aires, el féretro caido sobre la fosa y los esparcidos restos de D. Ramón iniciando, tan poco descansadamente, su eterno descanso.
Sigue con el asesinato de Calvo Sotelo...
Cayó sobre nosotros el año más enloquecido y turbio de la Historia de España. Y si esto fue así para todos los fue especialmente para los que como yo entonces teníamos veinte años...Los más estafados, los más engañados por uno y por otro bando...A nosotros, cualquiera que fuera nuestro bando, nos tocó perder...
Aquel l8 de Julio, entonces día de San Camilo... !Dios sabe la que se armó!.
Sobre el adoquinado de Madrid comenzó a correr ...
el lagarto de la aventura personal...
el sapo de la delación...
la víbora de la sangre...
y el ave tiñosa de la mugre...
Los españoles comenzamos a matarnos con aplicación, con vileza y sin el menor sentido...
Asesinan a Lorca...Asesinan a José Antonio... Unamuno, el que se hiciera la fimosis a los sesenta y tantos años- !Usted me dirá!- se salva por los pelos.
...Pero la muerte que yo más sentí fue la de Toisha, Toisha Vargas, mi novia.
Con Toisha había yo intentado casarme en varias ocasiones según el rito de mi amigo Ibarra, fundador de la Heredad de Hermanos Mínimos de Zaratustra.
El rito consistía en lo siguiente:
El novio y la novia, de pié, uno frente a otro y desnudos... debían de besarse la frente, los ojos, la nariz, la boca, los pezones, el ombligo, el sexo, las rodillas y los pies...Bien entendido que si el novio daba el más mínimo síntoma de estar cachondo... la ceremonia era invalidada. Por más que lo intentamos...la boda entre Toisha y yo nunca pudo darse por buena.
A Toisha me la mató un obús en el cruce de la Calle de la Madera con la Calle del Pez.
La dejó deshecha... yo creo que ni se enteró...
"Por eso ahora...ahora mismo...
en este mismo instante en que un dolor inmenso
es incapaz de hacerme mover ni un solo dedo,
yo te prometo, oh dulce esposa mía asesinada,
oh, madrecita sin haber parido...oh muerta...
que amargas noches de insomnio o sobresalto
serán incapaces de ahogarme, como a un niño."
En fin...cuando las tropas de Franco se acercaron a Madrid, las cosas comenzaron a ponerse mal para los que como yo, y por circunstancias, vivíamos en el barrio de Salamanca.
Gracias a D. Indalecio Prieto, a la sazón Ministro de la Guerra, y lo que es más importante, amigo de mi padre, conseguí un salvoconducto que me permitía salir de España por razones de salud.
-!No se baje! !Por la ventanilla no le sacan, pero si se baja, le dejan muerto en la cuneta!
Esto me dijo don Isaac el chófer, que tenía incontinencia de orina y fue todo el camino meando en una botella con un embudo, y naturalmente le hice caso.
De Madrid a Valencia, donde enbarqué en el Maine con rumbo a Marsella, de allí a Hendaya y desde Hendaya de nuevo a España por Irún.
Al desembarcar, un piernas con las insignias del Cuerpo Jurídico en las solapas, nos iba tomando la filiación. Al llegar mi turno adoptó un aire entre prepotente, zangolotino y cagapoquito y, mientras enarbolaba mi pasaporte, me dijo:
-Su apellido es inglés. ¿Es usted hijo de inglesa?
-!Sangre de tres naciones lleva D. Camilo en los cojones!
Así me hubiera gustado contestarle, pero fuera porque todavía no había escrito este pareado, fuera porque no estaba el horno para semejantes bollos, el caso es que sólo respondí:
-!Salta al vista!
-!Conteste sí o no!
-¿Por qué no se pasó usted antes al bando Nacional?
-Estaba esperando a ver quien ganaba la guerra...
-!Eso es una impertinencia...!
Como castigo le envío a Infantería.
Fue así como comenzó mi breve y nada brillante carrera militar en el Regimiento Bailén 24 de Guarnición en Logroño. En el Regimiento me encontré con mi paisano Papiano Grillo Pampin. Mi ángel de la guarda castrense. Grande y fuerte como un oso...el cual, al verme tan delgadito y desvalido, me tomó bajo su protección y me dijo.
-!Mira, Camiliño Josesiño, tu no te dejes "asoballar" por nadie, si alguien se mete contigo tu vas y me lo dices!.
A Papiano le habían encerrado un mes en el calabozo por meter a patadas en el gran perol del rancho a un riojano que se había metido con los gallegos...
-!Así te afuejes, merdento do demo, que te he de escarmentare!
El riojano acabó en el hospital y le dejó la novia, porque decía que no le gustaba la "gallina" cocida.
Con Papiano nadie volvió a meterse y...conmigo, claro está, tampoco.
!Pero todo esto nada tenía que ver con el Sargento Arraco!.
El Sargento Arraco como era pequeñito tenía que subirse en un cajón para que lo viésemos y aunque tenía voz de grillo uno no se podía reir porque acostumbraba a sacudir estopa...
-Como sois muchos me vais a responder por el segundo apellido ¿Entendido?
-Siiiiiiiiiiiii
-Procedamos...!Juan Abadiano!
-!Presente!
-!Cómo, coño, presente! !El segundo apellido, leche!...!Pascual Alvarez!
-!Presente!
-!Cómo presente! !El segundo apellido, rediós! !A ver si me bajo de aquí y le doy a alguien la primera hostia!...A ver... !Camilo Cela!
-!Trulock!
-¿Cómo?
-Trulock
-¿Es que no sabes hablar, jodido?
-Sí, mi sargento, pero me llamo Trulock.
El Sargento Arraco se bajó del cajón y, como había prometido, me arreó la anunciada primera hostia, después, ya a otros, repartió varias más, lo que demuestra que además de cumplir sus promesas tenía un cierto sentido de la justicia.
Así de tranquila andaba la cosa cuando el día 25 de octubre, santos mártires Crisanto y Daría, de l937, nos reunieron a toda la tropa en el patio del acuartelamiento y pidieron voluntarios para el frente.
Yo por sacudirme el aburrimiento cuartelero di un paso adelante.
Salimos en cuatro o seis camiones y al amanecer estábamos en la agria Sierra de Alcubierre, allá por el desierto de los Monegros... Apenas si habíamos entrado en combate una granada estalló cerca de mi. Sentí un golpe seco en la nuca. La metralla se me clavó por todo el cuerpo...y mientras vomitaba sangre, escuchaba la voz de Papiano, cagándose en Dios, porque se creía que me habían matado.
Me llevaron al Hospital de Sangre de Villamayor. El médico, al ver el estado en el que me encontraba, dijo: "A este desgraciado, para lo que va a durar, denle lo mejor que haya por ahí". Yo entresueños repetía: "La metralla que no me la quiten, que es un recuerdo."
Afortunadamente se equivocó el galeno...y veinticinco días más tarde salía yo del Hospital Militar con la declaración de "inútil para todo servicio" bajo el brazo. Me dieron un pase y decidí trasladarme al Padrón.
El tren estuvo parado y echando humo durante dos horas. Ya a la altura de Briones a la señora de un Capitán de la Guardia Civil le dio un “apretón”, se le descompuso el vientre y tuvo que hacer sus necesidades en un periódico. El marido se puso furioso y comenzó a dar órdenes con gritos desaforados:
-!Vuélvanse!
-!No podemos!
-!Obedezcan!
-!A la orden!
A la señora le acometían audibles retortijones. Al fondo se escuchó una voz:
-"!Joder, cómo huele!".
-¿Quién ha sido?¿Quién ha sido el hijo de puta que ha sido?...El que haya sido que lo diga, para hacerle tragar la mierda de mi señora!.
Ante el comprensible silencio, tras tan suculenta oferta, el capitán, con aire arrebatado y marcial, hizo cuatro dobleces al periódico donde se había vaciado su señora y lo arrojó por la ventanilla... !Es decir, intentó arrojarlo por la ventanilla, pero el aire lo llevó sobre la cara de alguien...que, como es natural, no probó ni siquiera, a abrir la boca...!
A lo lejos, en otro vagón, se oía cantar jotas a un soldado ajeno a todo lo que estaba pasando:
El puente tiene tres ojos
yo tengo dos solamente
pero si cuento el del culo
tengo los mismos que el puente.
Para reponerme del rancho cuartelero y de mi diagnosticada tuberculosis, antes de ir hacia Galicia, permanecí unos días en León en casa de mi tío Pío y de mi tía Concha.
Mi tío, con buen criterio, me residenció en la Fonda de Ricardo, donde comí, mejor, devoré como jamás volví a hacerlo en mi vida...y !bien sabe Dios que no puedo quejarme!.
Desayuno:
Tres huevos fritos con panceta, morcilla o chorizo.
Un plato sopero de papas de harina de maiz con un dedo de azúcar por encima.
Dos tazones de café con leche: Uno para migar tostadas de pan de mollete y otro para secarle quince o veinte galletas de María Artiach.
Dos manzanas y un plátano.
Almuerzo:
Un plato de sopa de fideos o macarrones.
Un plato de lentejas con arroz, con generosos tropezones de jamón, oreja, morro y torreznos.
Dos libras de carne roja, poco hecha, con una sopera de patatas fritas.
Todo ello acompañado de una hogaza de pan candeal y dos vasos de vino del Bierzo.
Después una siesta de las conocidas como de pijama, padrenuestro y orinal.
Merienda:
Un bollo de pan con carne de membrillo y una copa de Jerez, Pedro Ximénez.
Cena:
Un plato de pescado y un cuenco de leche espesa, con mucha nata, capaz de levantar a un muerto.
Cuando me iba a dormir me acordaba del hambre que pasaban mis padres en Madrid y me remordía un poco la conciencia.
.... ...
Yo me sentía Intelectualmente de izquierdas...esto no se podía decir en zona nacional.
Socialmente conservador...esto no se podía decir en zona roja.
Políticamente liberal...esto no se podía decir en ningún lado.
A estas alturas de mi vida...creo que en cada uno de los bandos de la guerra civil, medio centenar de locos puso en danza a dos millares de aventureros y entre todos acojonaron a 28 millones de españoles.
El capellán castrense D. Nicanor Miajadas aseguraba que a los rojos, que iban a ser fusilados, no se les debía confesar para que fueran directamente al Infierno. !Hay que ser bestia!
... ...
En fin...mi vida se desarrollaba en La Coruña de la forma más placentera y menos heroica posible: Piragua por la mañana...chapó en el Sporting por la tarde...y palpamiento de gordas por la noche, a veces, en la acreditada casa de La Mediateta, y otras, las más, en la casa de La Milocha que era más discreta.
-!Ya tenía ganas de echarte la vista encima, so mamón!!A ti te voy a sentar yo las costuras por prófugo!.
...Afortunadamente todo quedó en un susto...
No por ello le guardo rencor a este sufrido estamento militar, es más, años más tarde incluí en mi Diccionario Secreto unos hermosos versos, como homenaje a estos oficiales chusqueros:
Un Teniente de la Escala de Reserva
con la polla abría latas de conservas.
El Sargento de un Tabor de Regulares
con la picha hacía juegos malabares...
El Capitán de la misma Compañía...
!Por más que lo intentaba no podía!.
Moraleja: En cuestión de cojones,
la Milicia no admite graduaciones.
Quizá el mejor recuerdo de esta mi corta carrera militar sea el de la Nochebuena del año 38 en el pueblecito de Gallur.
Nos dieron un rancho extraordinario. Nos emborrachamos y comenzamos a cantar jotas variadas.
Alfonso Egea cantó una especialmente tierna para su novia:
Mientras tu estás en la cama
con las teticas calientes,
yo estoy bajo tu ventana
con la chorra hasta los dientes.
La Novia se llamaba Pilar Bárboles...¿Cómo dice usted? ¿Que si estaba buena? Estaba como un tren...pero al final se casó con otro.
Bien a lo que íbamos. Contagiado por tan enhiesto canto de amor, Leoncio Aguilar "El Novillo", le cantó otra a su novia "La Virtudes":
Quisiera del gallo el canto,
y del burro el instrumento,
para metértelo dentro
en el día de tu santo.
Después le tocó el turno a Serafín:
Siempre que me encuentro un pelo
me pongo a considerar,
si será de la cabeza
o de qué coño será.
Así prácticamente cantó toda la compañía y cuando estábamos ya aburridos de tanto cante y de tanta jota, apareció por allí el Cardenal Benavides diciendo que "quería escuchar unas joticas".
El Coronel hizo llamar a Marcelino "El Bizco" y le ordenó que cantara para el Cardenal. A las dos horas largas, sudando, con la garganta seca de tanto cantar jotas, Marcelino quiso retirarse, pero el Cardenal insistió:
-Cante un poco más buen hombre, que me produce un honesto solaz escucharla voz de este noble pueblo.
Harto y desesperado Marcelino improvisó:
El monte cría conejos
y la ladera da vides
y que se vaya a hacer hostias
el Cardenal Benavides.
Fue mano de santo, corrido y avergonzado, el Cardenal se fue con viento fresco.
!No, por favor!, !No me tache usted de anticlerical...No soy tan vulgar. Para demostrárselo le citaré dos oraciones que me enseñó un carlista en la Sierra de la Meseguera.
La primera es un antídoto eficaz contra la escurribunda del vientre:
San Ciriaco bendito
arréglame el insurrecto.
Cagar bien te solicito
por la paz de los muertos.
La segunda es contra todo tipo de dolores:
San Jodenciato
los huevos te ato.
!Quítame el dolor,
te lo pido con fervor!
!Si no me lo quitas...
no te los desato!
ESCENA III.- DE LA TURBIA POSTGUERRA
Febrero de l939.
Dimite Azaña.
Muere Machado abandonado y solo en Collioure,
Martínez Barrio asume la Presidencia de una casi ya inexistente República.
...Y yo soy enviado al frente de Levante. ¡También son ganas de joder! ¿Qué pintaría yo en el frente de levante?
La guerra comenzaba a ser aburrida, sobretodo porque el enemigo estaba ya bastante desinflado y en las guerras, cuando uno comienza a aburrirse...lo mejor que puede hacer es irse. En las guerras no hay sitio para los hastíos, ni las desilusiones, porque son la antesala de la muerte sin pena ni gloria.
El día de San Juán Damasceno amaneció raro y lluvioso. Yo me subí al árbol que nos servía como observatorio y me pegué un susto tremendo, porque en las líneas enemigas bullía un auténtico hervidero...miles de hombres avanzaban por los senderos.
Al ver mi cara de espanto, preguntó Modesto:
-¿Qué carallo pasa, Camiliño?
-Yo no sé, pero o la guerra ha terminado o ahí enfrente está media Europa y vamos a salir todos huyendo al grito de "maricón el último".
EN EL DIA DE HOY, CAUTIVO Y DESARMADO EL EJERCITO ROJO, HAN CONSEGUIDO LAS TROPAS NACIONALES SUS ÚLTIMOS OBJETIVOS MILITARES. !LA GUERRA HA TERMINADO!.
Efectivamente la guerra había terminado.
Como pude volví a Madrid.
Calle de Claudio Coello 91...la casa de mis padres.
Subí las escaleras de dos en dos...llamé a la puerta...me abrió el ama...abracé a mis padres, esqueléticos, pero radiantes...y a mis hermanos.
Afortunadamente, gracias a Dios, en mi familia no hubo ningún muerto.
Madrid, después de la guerra, estaba jolgorioso y turbio.
Los milicianos deambulaban sin rumbo por las calles de Madrid. El pueblo de cada cual no era un buen destino...no es bueno alimentar el ámbito de la venganza... eso fue lo que le costó la vida a Miguel Hernández.
Es posible que para mi, como para muchos españoles, los años 4O y 41, hayan sido los más amargos de mi vida, quizá fuera mejor decir "los menos felices", ya que estaba vivo y el sólo hecho de estarlo compensa con creces todos los sinsabores.
-¿Y todas las zancadillas?
-También.
-¿Y todas las cabronadas?
-Si, si, ya le digo, también todas las cabronadas.
De todas formas, como suele suceder...lentamente se fue imponiendo el tiempo, y así el día de los santos Eustaquio y Teopista de l941, el Jefe del Sindicato Nacional Textil, D. Pedro Gual Villalbí, me nombró Oficial de Segunda y Jefe de Archivos, cargos que compatibilizaba con el de censor interino de revistas en la Delegación Nacional de Prensa, que de alguna forma había que matar el hambre.
En la cocina del piso que nos servía como oficina, en la Calle Princesa 14-duplicado, escribí "La familia de Pascual Duarte", la historia de mi pobre títere de Torremejía...
"Yo, señor, no soy malo, aunque no me faltarían motivos para serlo. Los mismos cueros tenemos todos los mortales al nacer, y, sin embargo, cuando vamos creciendo, el destino se complace en variarnos, como si fuéramos de cera, y en destinarnos por sendas diferentes, al mismo fin: La muerte."
Mientras yo escribía estas palabras, mi secretaria se escapaba por las escaleras de servicio, para ir a "pasear" con su novio...
Mujer que al andar culea,
y al mirar sus ojos mece,
yo no digo que lo sea...
pero sí, que lo parece.
El peregrinaje por todas las editoriales con mis cuartillas debajo del brazo fue tan cansado, como desmoralizador... No me dieron con la puerta en las narices en ningún lado, esa es la verdad, pero me dijeron NO en tres sitios:
-En la Revista de Occidente porque "el tema es terrible y chocaría con la censura".
-En Afrodisio Aguado: "Le va a ser difícil publicar su novela, pero usted es joven y puede cambiar de oficio."
-En Ediciones Cigüeña, cuya propietaria Fermina Bonilla me dijo: "No nos engañemos, joven, de su novela no se venderían más de diez o doce ejemplares."
Sólo por llevarle la contraria y por recordarle tan lamentable pérdida para su negocio, debo decirle con todo respeto, Dª Fermina, que en el cincuentenario de mi “impublicable” novela estaban catalogadas l68 ediciones en 34 idiomas y que a estas alturas ya habrá muchas más...
Por fin con el apoyo de D. José María de Cossío, mi novela salió a la calle en la Editorial Aldecoa de Burgos, con una tirada de l.5OO ejemplares.
Recuerdo también, que le había pedido a D. Pio Baroja que me hiciera el prólogo...: "¿El prólogo?- me dijo tras leerla- ¡Mire, joven, si quiere ir a la carcel...vaya solo!."
Mientras todo esto sucedía, el pais iba recuperando el resuello al trote optimista de "La Jaca" de Estrellita Castro...
!Mi jaca,
galopa y corta el viento,
cuando pasa por el Puerto
caminito de Jerez...!
¿Me permiten ustedes un paréntesis curioso? Es que viene al grano. Un día la madre de Estrellita Castro se encontró con Jacinto Benavente y le dijo:
-Maestro, yo tengo un hijo como usted.
-¿Escritor, señora?
-No, no señor...maricón.
EPILOGO
En fin... ¿a qué cansarles?
Si la arterioesclerosis no me atasca los canalitos del cerebro y si el candil de mi vida no me lo apaga la muerte con su pedo avasallador e indigno...yo les prometo historiar la segunda parte de mi larga existencia...a la que llamaré “Turno de réplica”. !y ustedes que lo vean!
Como resumen decirles que cada época histórica sufre los oportunos y precisos hijos de puta... !Ni uno más, ni uno menos!.
Señoras, señores, muchas gracias por su atención y buenas noches,
OFF.-
No mates a nadie con la ley en la mano y menos aún con la razón, la muerte no elige la víctima, cualquiera sirve, no debes ser vengativo, ni matar a quien te humilló, tu no mates a nadie con la ley en la mano y menos aún con la razón, jamás hay razón o sinrazón para la muerte...En fin...mi padre se llama como yo y yo me llamo como mi hijo, mi abuelo se llamó como se llama mi padre y mi nieto se llamará probablemente como nos llamamos todos...aunque deben saber que mi nombre completo fue el de Camilo José Manuel Juan Ramón Francisco Jerónimo..
sanlucar-guadalajara, diciembre de l993
Esta obra fue estrenada por el autor en forma de monólogo, con la asistencia técnica de Lili Ogazón, en la Casa de Galicia de Madrid, el 29 de Septiembre de 1994, en presencia de D. Camilo J. Cela y de su esposa Dª Marina Castaño.
Camilo José Cela, Marqués de Iria Flavia, murió a las siete de la mañana del día 17 de enero de 2002,
día de San Antonio Abad, siendo enterrado en su tierra natal.